lunes, 26 de diciembre de 2011

El Mensaje de los Lunes "Fin de año"


Termina el año con su multitud de quehaceres de última hora, pero sobre todo, se va cargando con las penas y alegrías del año, con sus desafíos, intentos y fracasos.
            La unidad “año” tiene la dimensión suficiente como para hacernos meditar sobre la totalidad de la vida. Podemos pensar en las acciones, pensamientos y sentimientos del año como si fuera una pequeña vida.


            Y tal como la vida, el año se va rápidamente dejándonos la impresión de la fugacidad de nuestra existencia.
            El año es un tiempo suficiente para pensar cómo lo estamos haciendo, para examinarnos a nosotros mismos.
            Ojalá ese examen sea sincero, que reconozcamos lo bueno y lo malo, que no seamos autocomplacientes ni escondamos nuestra realidad lo que es una irresponsabilidad. Debemos enfrentar nuestra vida tal como es, asumiendo las consecuencias de nuestros actos.
            Tampoco debemos vivir amargados por lo no hecho o lo que hemos hecho mal. Por el contrario hemos de abandonar todo lo vivido en los brazos de la Misericordia divina.  Lo contrario sería no aceptar el Dios de Jesucristo que es perdón y regalo para nuestra pobre y frágil condición.
            Más que quejarnos por lo malo, debemos estar alegres porque somos amados y perdonados por un Padre de Bondad.
            Y si hemos sufrido, es lógico que no queramos sufrir tanto durante el año que viene, pero pensemos que ese dolor que tuvimos tendrá su compensación en una felicidad que desborda todo lo que podríamos imaginar

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